Imaginar un personaje nuevo y original (o a veces puede tener semejanzas con otros) dentro de la mente sonaría muy fácil de tenerlo ahí en la cabeza; crearlos en papel o en otra superficie sonaría muy fácil también. Otras personas, incluso yo, a veces piensa que no es pan comido. Un personaje diseñado no solo es una persona, animal o cosa con sus características físicas representadas hacia al espectador, también debe poseer una personalidad que pueda influir en la historia, en los demás personajes relacionados con este e incluso con el espectador.
Se sabe que para crear un personaje, es esencial saber dibujar bien las proporciones físicas empezando por figuras geométricas, basarse en la perspectiva en que se está realizando y la agregación de mínimos detalles. Bueno, esto no es del todo obligatorio digamos, es muy obvio que muchas caricaturas, comics, videojuegos o películas animadas no se basan mucho en las proporciones físicas reales.
Mientras tanto la personalidad, es de lo más difícil, en algunas ocasiones, de representar. La personalidad juega un papel muy importante en la vida de un personaje. Muchas veces la personalidad va de acuerdo con las características físicas de los personajes desde lo más simple a lo más complejo (excepto en algunos casos, donde la apariencia física de cualquier personaje es de lo primero que nos puede engañar al inferir su personalidad hasta que ciertos acontecimientos, actos o símbolos demuestran su autenticidad). A veces puede bastar con una o más expresiones faciales, poses, objetos que trae, la vestimenta, las personas a su alrededor, entre otras para darnos una idea de cómo es el personaje y de qué realmente esperamos de él.
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